Oración en general



Meter los afectos en la oración

Quien ora es la persona completa. Hemos de aprender a meter en la oración esa parte que une nuestro ser material con el espiritual: las pasiones, emociones o afectos. Lográndolo a través de la Humanidad Santísima de Cristo, en un trato personalizado. Oigamos como dichas a nosotros sus palabras, e intentemos que se vaya dando un mundo común de intimidad.



Vigilen y oren

El Señor nos da un consejo: vigilar y orar para no caer en tentación. Fijarnos por dónde anda nuestro corazón, pues fácilmente se nos desordena. Porque estamos llamados a la unión, tal como enseñan los maestros del espíritu. Santa Teresa empleaba muchos términos e imágenes, pero esta es la esencia: la unión. Y para eso es preciso vigilar, dada la indocilidad del corazón.



Querer lo mismo

El miércoles de la primera semana del tiempo ordinario presenta a Jesús orando. Nos enseña a buscar la identificación de nuestra voluntad con la divina. La clave del amor es ídem velle, ídem nolle –querer lo mismo y no querer lo mismo–, y a eso vamos a orar. Coincidir con el Corazón de Jesús, que nos ama.