Amor a Dios



La raíz es el amor

Cuando logramos que la raíz de todas nuestras acciones sea el amor, entonces produciremos frutos buenos. ¿Cómo lograrlo? Manteniendo el diálogo contemplativo, que es ejercicio de virtudes teologales. Llenemos nuestros espacios, como san Josemaría, de avemarías y de canciones.



Espera a tu Señor

El evangelio del martes de la semana XXIX nos presenta la parábola de los siervos que esperan a su Señor. Eso es todo en nuestra vida: aguardar a Cristo, con actitud vigilante, la túnica puesta y las lámparas encendidas. Hacerlo con un amor que integre el eros y el agapé.



Amar siempre y en todo 

Como mi Padre me ama, así los he amado Yo. Permanezcan en mi amor. Palabras de Jesús que deberían llevarnos a una continua reflexión. Nos harán encontrar sentido en cada acción, ya que serán una constante permanencia en su amor. Lo que hagas, hazlo por amor, y se convertirá en algo grato a Dios. El amor personaliza, es siempre joven y siempre creciente.