Amor a Dios



Nada te separe del amor de Cristo

San Pablo, en la carta a los Romanos, se pregunta qué podrá separarlo del amor de Cristo. Ni la persecución, ni la angustia, ni los espíritus más altos. Entonces, ¿qué? Tan solo el pecado. Afrenta personal, herirlo en su Corazón, porque somos de sus predilectos. Detectar ocasiones de pecado, y fomentar el ansia de reparación.



Luchar por amor

Hay una manera errónea de concebir la lucha ascética: aquella que se fundamenta en la sola voluntariedad, olvidando hacerlo por amor. Cuando se ama, desaparece la violencia y surge la connaturalidad, que lleva a hacer las cosas “porque me da la gana”, porque ha habido identificación de corazones.



De toda palabra ociosa…

Les digo que de toda palabra ociosa que fuera dicha por los hombres darán cuenta en el día del juicio (Mt 12, 36). ¿No suenan demasiado duras estas palabras? En realidad, proceden de un “Amante celoso”, que sabe que las palabras proceden de los pensamientos, y estos del corazón. Y desea de nosotros una radicalidad absoluta en su amor. Jesús nos revela el camino a la casa del Padre. Atendámoslo.