Septiembre



23 de septiembre


No estamos huecos por dentro

¿Por qué se nos ha revelado la existencia de la Santísima Trinidad? Porque de no conocer esa verdad, no podríamos afirmar la esencia de Dios, que es el amor. ¿A quién amaría, si no, antes de la Creación? Agradezcamos conocer el más profundo de los misterios. Gocémonos al saber, no como una fantástica ilusión sino como una verdad de fe, que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser.



24 de septiembre

Teme a los que pueden matar el alma

Jesús invitó muchas veces a no tener miedo. Pero también invitó a sí tenerlo cuando se trata de aquellos que pueden enviar el alma a la gehenna (cf. Mateo 10, 28). El mundo padece de una “debilidad de oído” para escuchar esa advertencia de Jesús, cuando no de una auténtica sordera. Si yo no la padezco, si conozco el riesgo de perder la eternidad, tengo el grave deber de dedicar mi vida a la salvación de las almas.



25 de septiembre

Solo Dios es santo

“Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación”, señala san Pablo en la carta a los tesalonicenses. Este es el proyecto de Dios, pero, ¿qué es la santidad? No consiste en ser tan solo bueno, o fuerte, o sabio: es entrar en lo no-terrenal, es decir, en lo propio de Dios; insertarse en su Ser y en su Amor. O, en palabras equivalentes, amarlo para que se produzca la unión que nos diviniza.