Tener sed y beber
Jesús clamó en el Templo, el último día de la fiesta: Quien tenga sed, que venga a Mí. Y más adelanta dijo: De aquel que cree en mí brotarán torrentes de agua viva. Para que nuestra vida se llene de fruto, tenemos que beber en Jesús: cada eucaristía, cada oración, servirá para calmar nuestra sed.