Gracia santificante



El valor de la gracia santificante

María, en gracia concebida. De ahí, de ese vientre purísimo, puede Dios continuar su plan salvador; la Encarnación del Verbo en unas entrañas dignas de recibirlo. Nosotros tenemos también la gracia santificante, con la que Dios lleva a efecto nuestra salvación y la del mundo. Valorémosla: un solo grado de gracia vale más que todas las obras físicas. Aumentamos en ella por la recepción fructuosa de los sacramentos, por la oración unitiva y por las buenas obras, especialmente las obras de penitencia.



Jesús es mi fuerza

Dios está empeñado en recordar al hombre que todo depende de Él. Cuidar para que no aparezca su divinidad como intrascendente, tal como vemos que sucede en el mundo de hoy. El pelagianismo de los piadosos es una apostasía de la esperanza y del amor, y también de la fe.



Corazón recompuesto

Jesús resalta una verdad que comprobamos constantemente en nosotros y en otros: que nuestro corazón es malo. Lo que de él procede mancha al hombre. Pero donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, de modo que todo consiste en convertirnos en personas-cántaro, receptoras del Amor divino.