Gracia santificante




Más que hombres

Los jueves, día dedicado a la Eucaristía, adoramos a ese Dios al que le gusta esconderse. Lo hace para dejarnos en la libertad del amor, al tiempo que nos conquista con su entrega completa. Por eso, la lógica de la Eucaristía es someter a Ella nuestro corazón, rindiéndole todas nuestras potencias. Es el lenguaje que expresa, y en el que desea verse correspondido.



Hacer rendir los talentos

El capítulo 25 de san Mateo recoge la conocida parábola de los talentos (vv. 14-30). Meditémosla, en primer lugar, para agradecerle a Dios la profusión de talentos con que nos ha favorecido, ante todo el de su misma Vida divina, la gracia santificante. Y los talentos propios, en cada una de nuestras facultades, y la Eucaristía, y el Ángel guardián, y María Santísima… hagámoslos rendir, dispuestos a dar cuentas.