Gracia santificante



Corazón recompuesto

Jesús resalta una verdad que comprobamos constantemente en nosotros y en otros: que nuestro corazón es malo. Lo que de él procede mancha al hombre. Pero donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, de modo que todo consiste en convertirnos en personas-cántaro, receptoras del Amor divino.



Nicodemo y la vida nueva

Jesús solía dirigirse a las multitudes. Empleaba para ello las parábolas, a fin de hacerse entender mejor. Pero con Nicodemo, miembro del consejo supremo de la ley judía, emplea un lenguaje directo, profundo. Le habla de cambio radical, de la vida nueva, necesaria para entrar al Reino de los Cielos. Es la gracia santificante, que estamos invitados a amar y a acrecentar.



Ser rico ante Dios

En la parábola del rico insensato, Jesús nos invita a atesorar para la vida eterna: “ser rico ante Dios”. Hacemos acopio de riqueza al crecer en gracia santificante, en amor a Jesucristo. Y para eso, cumplir amorosamente las normas de piedad. Ser santo es tener vida interior.