Gracia santificante



Theosis o divinización

En la segunda lectura de la Misa de san Josemaría encontramos el capítulo 8 de los Romanos: “Los que son movidos por el Espíritu, esos son hijos de Dios” (v. 14). Él fundamentaba su espiritualidad en esta verdad esencial: Dios nos creó para divinizarnos, para hacernos dioses. Es un proceso que precisa el desarrollo de la gracia santificante, la vida de oración y la renuncia al yo.



Maravillas de la gracia

La gracia santificante es el gran don que Dios nos ha otorgado. Por ella somos templos de la Trinidad, partícipes de la divina Naturaleza y nuestra alma adquiere una belleza superior a todas las bellezas creadas. Su ausencia produce el mayor de los horrores.




La dinámica del amor

La creación se alegra porque viene el Señor a regir la tierra. Lo hace con la Justicia, es decir, con la gracia que santifica y con la cual nos ama infinitamente. Creamos en el amor para dar, como María, frutos de salvación.