Muerte



El Pastor nos acompaña en el trance de la muerte

Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque Tú vas conmigo (Ps 23). Aunque resulte un valle umbrae mortis, nos ilusiona la esperanza de morir con Cristo. Preparar ese momento: ¿qué querríamos decirle al verlo por primera vez? ¿cómo ilusionarnos con el encuentro? ¿cómo crecer en el amor a medida que la vida se nos va inexorablemente?



Morir es ir de bodas

Estar en la verdad: por eso debemos “plantarle cara a la muerte”, sin el dramatismo de lo terrorífico sino con la conciencia de morir con Cristo. Ilusionarnos con las promesas del Señor: ir de bodas, con mayor ilusión y más profundos preparativos que la más enamorada de las novias. Porque esperamos el encuentro con el Amor.



Meditación sobre la muerte

Decía san Josemaría: “Hay que hacer considerar a todos las verdades eternas… y nosotros las hacemos considerar”. Afrontar, pues, la muerte, preparando ese momento, e incluso ilusionándonos con él, como los santos. La única pregunta al final es sobre el amor: aprovechar el tiempo será tanto como crecer en el amor.