Vida interior



Vida interior en Cristo

Juan Bautista envía a dos de sus discípulos a preguntar a Cristo si Él es el esperado. No porque Juan dudara, sino porque quiere que los suyos tengan un conocimiento de primera mano. Tal como hemos de buscarlo nosotros porque en Jesús, y solo en Él, tenemos la Vida Eterna. Busquemos la unión de amor, y nos percataremos que sí, Jesús, es el Esperado.



Ser piadoso

“Mi alma tiene sed de Ti”, reza el salmo 64. Y el 41: “Como la cierva ansía las corrientes de agua, así mi alma te anhela a Ti, Dios mío”. ¿Tenemos esa sed y esa hambre? Porque si no, necesitamos quitarnos otros intereses. Para saciar nuestra sed están las normas, ejercicios de fe, esperanza y caridad.



Todo surge del corazón

Jesús nos advierte, con la condena a los fariseos, del riesgo del formalismo. Él ve el corazón, es decir, el punto de convergencia de la persona toda, el verdadero yo de cada uno. Y eso es lo que busca que le demos, proceso que viene descrito en el capítulo de Camino titulado, precisamente, “Corazón”.