Conversión



Santidad exige conversión

“Se han abierto los caminos divinos de la tierra”: frase de san Josemaría que invita a tomar conciencia del sendero por el que transitamos. Para ir por él, necesitamos sucesivas conversiones. ¿En qué espera hoy Dios que se dé mi conversión? Comenzar siempre por uno mismo, para que se facilite la conversión de los demás.



Convertirse es ir a Jesús

“Un corazón contrito y humillado Tú no lo desprecias”, reza el Salmo 50. La santificación se entreteje de muchas conversiones. En cada instante puedo hacerlo, en cada instante puedo “ir a Dios”. A eso me invita la Cuaresma, y eso a su vez me indica la continua asistencia de la gracia, pues yo no podría hacerlo sin una acción preveniente de Dios.



Conversión: tarea permanente

El canto del Siervo de Yahvé nos presenta la Pasión de Jesús. Es uno de tantos medios para acompañar al Señor en las próximas semanas. Acompañar, coincidir, es la clave del amor, sobre todo cuanto el amado sufre. Aprovechemos la devoción del Via Crucis, la contemplación de los crucifijos, la generosidad en la penitencia. Amar la cruz vendrá como consecuencia de amar al Crucificado.