Amor a Dios



Llena de amor

María es “icono purísimo de la Iglesia”. En Ella nos dice Dios cómo espera que seamos nosotros. En su alma, desde el primer instante, se da la plenitud de la vida de Cristo. Crezcamos nosotros en el amor, a través de la vida contemplativa.



No olvides el amor

¡Qué fácil es perder el sentido último de cuanto hacemos! Cada día habríamos de tener esa idea fundamental: en este día debo crecer en el amor. El primer mandamiento de la ley de Dios es absoluto, sin subterfugios. Es el amor el que le da sentido a cada uno de mis actos: tener cuidado, por tanto, de los enemigos que causan el olvido: la inconsideración, el egoísmo…



Amando posees lo que amas

¿Cuántos preceptos contemplaban las escuelas rabínicas del tiempo de Jesús? Desde 365 hasta 613. El Señor les aclara el esencial: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Porque amando nos hacemos al modo de lo amado (o más bien, el amado nos hace a su modo), porque el amor es fuerza unitiva. Busquemos siempre personalizar, intentando llegar al Corazón del Señor, ante todo en las normas de piedad.