Amor a Dios



Primer mandamiento y santidad

¿Encuentro el sentido correcto en todo lo que hago, pienso y siento? La clave me la da Dios desde la antigüedad: Amarás al Señor tu Dios… No haré sino eso en la eternidad. Me ejercitaré en el amor con la continua presencia de Dios, evitando la inconsideración (no saber por qué hago las cosas), y el enemigo mortal del egoísmo.



Las piedras grandes

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma. Esta enseñanza tan clara, presente ya en el libro del Deuteronomio, nos recuerda que mantengamos siempre las prioridades: colocar primero las piedras grandes, luego la grava, luego la arenilla… de otra manera, acabaremos por confundir lo urgente con lo importante.



Cómo enseñar el amor a Jesús

Podemos orar con la oración colecta de la Misa, por ejemplo la que reza así: Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el deseo de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas que superan todo deseo. Todo un programa: traer un rollo, un único rollo: el amor de Jesús.