Amor a Dios



La esencia es la unión del alma con Dios

De muchas maneras nos invita Jesús a la unión. Resulta maravilloso que nosotros, pobres pecadores, seamos convocados a ese increíble privilegio. Busquemos la unión, comenzando por nuestra vida espiritual, que a veces puede desenfocarse: por rutina, por vanidad o por inconsciencia. La unión en la tierra es preludio de la unión en la eternidad.



Barrer siempre la casa

En el Evangelio de la Misa de hoy Jesús explica lo que le ocurre a quien se ha liberado de un demonio y barre y arregla su casa. Pero ese demonio desea regresar, y trae consigo siete más. No basta barrer una vez, sino que debemos barrer siempre. Decidirnos por la opción fundamental del amor a Dios, en un planteamiento de santidad que nos lleve a la vida en Cristo y a la aceptación gustosa del plan de la Providencia para con nosotros.



Dios te ama desde la eternidad

En el Antiguo Testamento está oculto el Nuevo. La revelación que encontramos, por ejemplo, en Jeremías, nos descubre el amor eterno de Dios por cada uno. Nos ama antes de la Creación y lo seguirá haciendo sin término. Busquemos asentar nuestra vida en esa roca firme, para corresponder a su amor y vivir con alegría, paz, optimismo, confianza y empeño por proclamar las grandezas de ese amor.