Santidad



Santos canonizables

“Santos de veras, auténticos, canonizables, porque si no, hemos fracasado como discípulos del Maestro” (S. Josemaría, Amigos de Dios). La meta es muy alta: ser canonizable es ajustarnos al canon de Cristo, es decir, a la unión transformante con Él. Replantearnos seriamente nuestra meta de santidad.



Bienaventuranzas: felicidad paradójica

Desde un monte –como para indicar la altura de su mensaje- Jesús pronuncia la enseñanza que viene a decirnos que podremos elevarnos sobre nosotros mismos y ser más que hombres. Parece decir: “hagan lo contrario de lo que hacen y empezará sobre la tierra la fiesta de la felicidad”. Hagamos carne de nuestra carne esta enseñanza, aunque tengamos que reinventar el alma.



A lo más alto

“Busquen las cosas de arriba”. Mantener nuestra mirada en lo más alto, en la santidad más excelsa, en el más grande amor. Dios se toma en serio nuestra santidad: no podemos nosotros rebajar la meta. Mirando a María, aprenderemos a poner a Jesús en el centro de nuestra atención.