Caridad



Amar es servir

Si Cristo habita por la fe en nuestros corazones, entonces podemos vivir arraigados y cimentados en el amor. Entonces, amar será nuestro ejercicio, y será continuo como el respirar. El diseño de Dios para hacernos felices tiene como requisito la donación, sirviendo de todos los modos posibles. Desde santificar a los demás hasta hacerles la vida más grata.



Un dolor y un misterio

Jesús se reúne con los suyos –la primerísima comunidad cristiana- la tarde del domingo mismo de Resurrección. Quiere que sean un solo corazón y una sola alma. No son separables el amor a Dios y el amor al prójimo. Pensemos –decía san Juan Pablo II- que cada hombre lleva en sí un dolor y un misterio. Entonces tendremos comprensión, respeto, sensibilidad y paciencia hacia él.



Caná enseña la caridad

El episodio de las bodas de Caná admite muchas lecturas. Una de ellas es el corazón materno de María que se adelanta a la necesidad de los novios. El corazón de una madre –y también, el corazón de una abuela, que es dos veces madre- ha de manifestarse ante todo por la solicitud de la caridad en el ambiente familiar.