Caridad



Generosidad: dar por dar

Una regla de la economía sobrenatural la revela Jesús en el contexto de la parábola de los talentos: Al que tiene, se le dará y abundará; y al que no tiene, aun eso poco que tiene le será quitado. Seamos generosos: nos maravillará la respuesta divina en la felicidad y la fecundidad que alcanzará nuestra existencia.



La estimación fomenta la caridad

Luego de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dice que deben amarse unos a otros como Él nos ha amado. Necesitamos el amor divino para cumplir el precepto de la caridad. Pero podemos ejercitarnos, de acuerdo a la enseñanza de santo Tomás, con la “estimación”, es decir, con la actitud de fijarnos ante todo en las cosas buenas de nuestros prójimos –y no en las malas.



Caridad, Corazón de Cristo.

San Pablo sugiere una meta al parecer inalcanzable: tener los mismos sentimientos de Cristo, y si esto lo aplicamos a la caridad con el prójimo, advertimos la gran diferencia. ¿Podrá nuestro corazón ser misericordioso, paciente, en el que quepa todo el mundo? Solo si nos llena el Espíritu de Amor. En el himno a la caridad de la carta a los Corintios encontramos un retrato de la caridad de Cristo.