Apostolado

 

La última indicación de Jesús

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”. La Iglesia no puede dejar de ser misionera. El celo de los santos por la salvación de los hombres es punto de referencia: ¿tenemos conciencia de lo que importa, para la eternidad, nuestra acción apostólica?



Rebosa para dar

Jesús se manifiesta decepcionado de las ciudades ribereñas del lago por no haberse convertido. Este dolor ha de ser también el nuestro, al ver las almas que se pierden. Pero el celo apostólico sólo se enciende con un amor personal, ardiente y profundo a Jesucristo. Largas horas de intimidad aseguran una vida llena de fruto.



Fecundidad apostólica

La fecundidad de la acción apostólica depende de nuestra unión vital con Cristo. No solo unión afectiva, ni tampoco bastaría la unión de pensamientos o metas. Se trata de ser Cristo, para poder entonces hacerlo presente, vivo y actuante.