Amor a Ntra. Señora




Bienaventurados los devotos de María

Dios rompe sus moldes habituales en María, ya que en Ella todo es excepción. Ese hecho nos enseña que mientras más, más; es decir, que Dios da más a medida que la criatura se abre a su don. Asemejarnos a María nos hará recibir también, en la máxima abundancia, los dones de Dios. Por eso, “bienaventurados los devotos de María”.



Alegría para Jesús

A Jesús le damos una alegría si amamos a su Madre. Y más si nos esforzamos por imitarle, sobre todo en la llama de amor viva que ha de arder en nuestro corazón. En las letanías del Rosario se nos presenta un elenco de títulos para mirarnos en ellos y así parecernos a María.



El amor a María nos lleva al amor a Cristo

“¡Cuánto crecerían en nosotros las virtudes sobrenaturales si lográsemos tratar de verdad a la Santísima Virgen!”, enseña san Josemaría. ¿La tratamos con cercanía, con delicadeza, con confianza plena? Encontraremos un gran consuelo, un camino de sencillez y grandísima eficacia para llegar al amor de Cristo. A veces es suficiente con repetir la palabra ¡María! para recobrar la paz del alma.