Esperanza



El mal del desaliento

“En su nombre pondrán las naciones su esperanza”, dice del Mesías el oráculo del profeta Isaías. Y seguimos nosotros tratando de no perder ese punto de apoyo fundamental, porque el desaliento y la inquietud frenan dolorosamente el avance en el amor. Detectar el punto de desesperanza, para potenciarlo con la seguridad del amor infinito de Dios.



Esperanza es creer en el infinito Amor de Dios

San Bernardo explica que, entre la primera venida de Cristo hace dos mil años, y la última, al fin de los tiempos, está la intermedia, la de cada instante. En ella, Jesús es nuestro descanso y nuestro consuelo. Nos dona a cada instante su gracia, y con ella podemos confiar en la consecución de la meta final. Si tengo actitudes negativas, derrotistas, pesimistas, recordaré que mi esperanza se basa en el infinito Amor de Dios por mí.



Vocación de futuro

Abraham cambió el presente por el futuro, la seguridad por lo incierto. Se fio de Dios, apoyándose en la promesa. Abraham enseña que Dios es el autor del futuro del hombre. Vivamos también nosotros del futuro, como los Patriarcas, sin Patria y sin casa terrena, porque tenemos puesta la esperanza en la promesa de felicidad del Amor infinito.