Esperanza



Esperanza alegre

El primer día de la predicación de san Pedro se convierten 3,000 personas. Es que cuentan con la fuerza de Dios, la misma con la que contamos nosotros. No olvidar la enseñanza del Apocalipsis: el mundo es un campo de batalla en que ya está la victoria segura. Corregir, por tanto, actitudes derrotistas.



Confíen, Yo he vencido al mundo.

En el mundo encontrarán tribulaciones, pero confíen, porque Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33). Jesús espera darnos en la medida en que confiemos, porque implica fe, esperanza y amor. Por eso el miedo o el pesimismo no le gustan. Pidamos la confianza, y corrijamos actitudes desenfocadas respecto a nosotros mismos, al apostolado, a la humanidad.



Provisión de esperanza

Según Jacques Phillipe, la mayor parte de los fracasos en una vida de entrega a Dios provienen del desaliento. No sabemos contar con la esperanza teologal, que se apoya en “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones”, y que por eso “la esperanza no falla” (Rom 5, 5). Ilusionarnos con el pensamiento de que, apoyados en la gracia de Dios, llegaremos a ser muy santos y almas de profunda vida contemplativa.