Semilla de esperanza
Un sembrador debe ser paciente: el fruto de sus esfuerzos no se ve inmediatamente. La más pequeña de las semillas, lo explica el Señor en la parábola, aquella que apenas se echa de ver, la semilla de mostaza acaba convirtiéndose en un árbol donde anidan las aves. Consideremos las hermosas promesas del libro del Apocalipsis (capítulos 21, 22 y 23), que nos llenan de esperanza, admirando cómo se concluye en plan de Dios que empezó de manera tan oculta aquí en la tierra.