Filiación divina



No dudes, llámalo Abbá.

“Los maestros de Israel nunca se dirigieron a Dios con esta oración pueril, de intimidad y de completa confianza. Jesús nos enseñó a hacerlo nosotros, y san Pablo nos lo recuerda. Tenemos el derecho de decir, como el Señor, Abbá al Padre de los cielos. Insospechado atrevimiento, enormemente consolador, para mí y para Él. El Padre necesita de nuestro amor filial.



Increíble plan divino

A Nicodemo le revela Jesús la hondura del plan divino: dar a los hombres la vida del Espíritu, la vida suya. En la filiación se participa de la naturaleza del padre, y por eso debemos comprender que somos hechos dioses. ¿Cuál es el nuevo modo de actuación de los dioses por participación? El ejercicio de las virtudes teologales y la docilidad al Espíritu Santo.



El prodigio de la filiación divina

En el paraíso terrenal, Dios mantenía un trato de familiaridad con el hombre, lo que nos lleva a vislumbrar que nuestros primeros padres estaban elevados al orden sobrenatural. La revelación plena de esta verdad, en Jesucristo, nos conmueve. Intentemos asumir tan maravillosa revelación, descubriendo las derivaciones que se siguen al sabernos hijos de Dios.