Amor a Dios



La diferencia está en el amor

Los caminantes de Emaús estaban entristecidos y sus ojos retenidos para que no reconocieran a su misterioso acompañante. La tristeza ante las cosas de Dios, acedia o pereza espiritual, impide ver a Jesús. Es el triste letargo del que no ama. Resulta muy distinto hacer algo por amor que sin amor. Y distinta es recompensa en la eternidad. La diferencia está en el amor.



Haz muchos actos de amor

El Evangelio de Emaús se lee el miércoles de la 1ª semana de Pascua y en las Misas vespertinas del domingo de Resurrección. Y nos ayuda mucho saber que, como a Cleofás y su compañero, también nosotros tenemos los ojos velados y no reconocemos al misterioso caminante. Pero al hacerlo, despleguemos la dirección amorosa de nuestro corazón hacia Jesús. Los movimientos de amor, decía san Juan de la Cruz, hacen adelantar mucho en poco tiempo.

 

Crece en el amor

Ninguna utopía terrena es verdadera: somos futuro. Evitemos la insensatez de vivir con los ojos cerrados a la eternidad. Aprovechar el tiempo significa crecer en cada instante en el amor a Dios. Mantener la paz en toda circunstancia, para que Dios pueda conducirnos según su plan.