Aquel que me ama…
Aquel que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos en él nuestra morada. Pedir amor supone darlo antes. Guardar su palabra es la consecuencia. Hacer que se nos entrañe, al descender a las regiones abisales de nuestra alma. Entonces nos identificaremos con el Hijo, y nos convertiremos en morada de la Trinidad, adelantando el Cielo.