Amor a Ntra. Señora



Recibir a María en nuestra casa

“Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”. ¡Qué dicha, poder decir cada uno de los discípulos lo mismo! En toda nuestra casa, en cada facultad y potencia de nuestro interior, debemos recibir a María. Entonces todo queda perfumado, purificado. “Meter a la Virgen en todo y para todo”, recomendaba don Álvaro. Todo aparecerá entonces con los modos de María.




Como María, arder en el fuego del Amor de Dios.

Los sábados son días especiales para María. De Ella aprendemos la lección que más importa: el arder en nuestro corazón la llama de amor viva. Si no, mi vocación a la santidad está en veremos. Como la Pirausta, que sólo vive en el fuego, María está “encielada”, y por eso es la Mujer Nueva en la que todos vemos nuestro sino.



En mayo, María.

Llevamos ya algunos días de mayo, y podemos preguntarnos sobre nuestra devoción a María. El amor a María es señal de buen espíritu. ¿Es vibrante ese amor? ¿Aprovecho el mes de la Virgen para situarla en el centro de mi corazón? “Lo que debe animarnos a acudir a María con gran confianza es saber que está siempre a nuestra disposición” (Cura de Ars). Su solicitud materna me acompaña en la tierra, paso a paso hasta el puerto de la salvación. Poner en todo un toque mariano.