Cruz



Si no puedes con la cruz, pide ayuda.

Cuando unos griegos desean ver a Jesús, Él les responde que el fruto abundante –la salvación para los griegos, para todos los hombres- solo vendrá cuando sea glorificado. Y el Señor concluye la enseñanza para todos: el que muere a sí mismo se asegura la vida eterna. ¿Nos faltará la pieza en nuestra maquinaria para dar mucho fruto? ¿Cuál es esa pieza? El amor a la cruz. Si nos sentimos débiles y cobardes para afrontarla, pedir al Espíritu Santo la fortaleza.



3 de mayo

Cruz,  Amor, Dolor

“Nuestra única gloria: la Cruz de nuestro Señor Jesucristo”. ¿No tengo otra? ¿Por qué? Porque en ella queda de manifiesto el amor de Jesús por nosotros. Y he de manifestar mi amor en el amor a la Cruz. Binomio inseparable, que me aligera las penas y me hace amar el sufrimiento.



La Cruz de Jesús es mi cruz

Mc 8, 35: “Jesús llamó a la multitud y a sus discípulos y dijo: ‘el que quiera venir conmigo, que cargue con su cruz y que me siga’”. Los oyentes de Jesús sabían más claramente que nosotros lo que la cruz significaba: el instrumento donde, de manera atroz, se entregaba la vida. Por eso Jesús continúa: “Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por Mí y por el Evangelio, la salvará”. Se trata de un llamamiento a la donación sin reservas: nuestra vida en su totalidad está comprometida..