Cristo y la Cruz
Jesús indica que no hay otro modo de estar con Él, sino el de la Cruz. En un mundo que va al revés de esta clara indicación, estar prevenidos: meditar con frecuencia la Pasión, realizar nuestros propios Via Crucis, ejercitarnos en la mortificación voluntaria… Así estaremos preparados para amarla y para verla como la piedra de toque del amor.
Presencia constante de la cruz
En los países de tradición cristiana nos encontramos constantemente con el signo de la cruz. Y, además, la hacemos sobre nosotros o la colocamos en nuestras habitaciones. Y esperamos tenerla entrelazada en nuestras manos cuando seamos cadáver. Pero ¿desentrañamos su sentido? ¿Vemos en ella la revelación de un Amor inconcebible? ¿Tomamos la nuestra, sabiendo que caminamos en pos de Jesús? ¿La amamos? San Juan Pablo II hablaba de ella como il dono della sofferenza.