Eternidad



Jesús juzga como Juez

“¡Oh insensatos y duros de corazón!” Jesús reprende a los discípulos de Emaús, y éstos aceptan la corrección. Siguen escuchando al Señor y acaban con el corazón encendido. Jesús es nuestro Juez. Nos presentaremos ante Él en nuestro juicio particular, pero desde ahora podemos escuchar su voz al orar. De este modo no habrá sorpresas el día del juicio.



Parusía, esperarla centrados en Jesús

En las últimas semanas del tiempo litúrgico se nos recuerdan las verdades que tendrán lugar al final de los tiempos. ¿Cuáles serán las señales de que ya está cerca? Nuestra espera está centrada en Jesús: cada vez que lo busco, cada vez que comulgo, adelanto la segunda llegada de Jesús en su Parusía.



Anuncia la eternidad

Jesús nos recomienda tener miedo a los que pueden enviar cuerpo y alma a la gehena, al lugar de podredumbre, soledad y desesperación. La posibilidad existe mientras estemos vivos. Ante la conciencia de situación tan espantosa, aprovechemos el tiempo; oración, mortificación, acción. Nuestro tiempo puede salvar almas, no lo despilfarremos en bagatelas.