Noviembre: recuerda los Novísimos.
Noviembre inicia con la conmemoración de los fieles difuntos, y en su liturgia de la palabra presenta, las últimas semanas, las profecías del Nuevo Testamento sobre el fin del mundo. Es la escatología personal y la universal. Nos ayuda a considerar las cosas con ojos de eternidad, y a “aprovechar el tiempo”, en su sentido profundo, como crecimiento en la gracia santificante.