Eternidad



La caducidad de la vida

La Sagrada Escritura invita a no olvidar la caducidad de nuestra vida. Como las medicinas o los alimentos, tenemos una fecha de caducidad. Pedimos con el salmo 89: “Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato”. Atender al aprovechamiento del tiempo mental siguiendo las directrices del número 135 de Surco.



Piensa en los novísimos y no pecarás

Adagio escolástico de gran sabiduría: Piensa en los novísimos y no pecarás. Porque es una gran inconsciencia “estacionarse” en esta tierra, olvidando que todos caminamos a un destino final. Invitación a hacer rendir los talentos que Dios nos ha dado, comenzando por el talento del tiempo, en el que podemos crecer en el amor a Dios.



El caso del Buen Ladrón

La Teología escudriña la Revelación para obtener sus conclusiones, deseando conocer mejor cuanto Dios ha querido decirnos. El pasaje del Buen Ladrón es toda una pedagogía del más allá: Jesús juzga, Jesús recompensa, Jesús es el objeto de esa recompensa. Abrirnos a las palabras y a los gestos del Hijo de Dios para adelantar el momento de comparecer ante Él.