Eternidad



Los muertos resucitan

En las últimas semanas del tiempo litúrgico, encontramos la revelación de Jesús sobre la resurrección de los muertos. Él declara absolutamente esta verdad, ante la insidia de los saduceos que le plantean el hipotético caso de una mujer que fue esposa de siete hermanos. El dogma tiene enormes repercusiones también en nuestra vida presente, comenzando por emplear el propio cuerpo como vehículo de salvación.



Esperanza en la vida eterna

Estamos llamados al Cielo. Debemos pensar más frecuentemente en él, para alentar nuestra esperanza. No conocemos en este mundo un lugar de plena felicidad, por eso la Iglesia nos recuerda que estamos llamados a participar de la misma bienaventuranza de Dios (Catecismo n. 1). Confiar que Dios nos lleva por el camino más seguro hacia el Cielo. De nuestra parte nos pide no quejarnos ni dudar cuando nos mande pruebas.



Cómo morir y envejecer

El grito que hace falta dar con todas las fuerzas, en este momento de la historia, es ETERNIDAD. El mundo secularizado no tiene respuestas a las preguntas esenciales, y nosotros las propagamos, meditando sobre ellas. Plantearse la muerte como la verdadera meta de la vida, el punto al que hemos orientado todos nuestros esfuerzos. No cabe, entonces, la jubilación.