Fe



Bienaventurada porque creíste

Isabel afirma que María es bienaventurada porque ha creído. La fe es el inicio de la salvación, y la que determina la medida de las demás virtudes teologales. Pensemos en la firmeza de nuestro actus fidei (la fe con la que creo), pero también en nuestro conocimiento del contenido de la fe. Van muy unidos, y por eso estamos invitados a dar doctrina. El acto de fe será más intenso a medida que se profundiza en la doctrina de la fe.



Los milagros de Jesús encienden la fe

Jesús dice que, si no le creemos a Él, por lo menos creamos a sus obras, que dan testimonio del poder del Padre. Los milagros son el sello del Rey, la garantía de su autenticidad. Abriendo nuestro corazón a la luz de la fe, el entorno se nos ilumina de acuerdo a las razones de la eternidad.



La fe ilumina todo

Jesús reprende duramente a escribas y fariseos cuando le piden una señal prodigiosa: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal” (Mt 12, 38). Encuentra corazones cerrados a los que no basta su palabra. Atendamos nosotros a ella, pues la fe viene del oír, y con ella todo cambia. Un acto de fe verdadero y sincero nos pone en contacto con Dios, independientemente de nuestra sensibilidad del momento.