Apostolado



Apostolado: ser Cristo.

Jesús habla del gran banquete al que nos invita el Padre celestial. Pero encuentra muchas negativas, pretextos a veces incluso absurdos. Pero no deja de enviar a sus siervos a las calles y plazas, caminos y veredas. Tiene un gran deseo de que se llene su mesa. Nosotros somos esos siervos. Hemos de salir de prisa, conscientes de que la eficacia de nuestro apostolado depende de nuestra unión íntima con Cristo.



Levadura en la masa

Somos levadura para hacer fermentar la masa de la humanidad. ¿Intuyes lo terrible que será la eterna condenación? Nuestra acción apostólica, que surge de la comunión vital con Cristo, nos hará sensibles a esa urgente necesidad. Salvamos con la oración, con la penitencia y con la acción.



Estar con Él para ser enviado

Como mi Padre me envió, así los envío Yo. Un gran honor, continuar la misma tarea del Redentor. Pero a veces se nos va apagando el celo por la salvación de las almas, ¿cómo encenderlo? En la unión de corazones por el amor. Reflexión del papa Benedicto XVI a Marcos 3, 14: El Señor instituyó doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos.