Agosto



2 de agosto

El sueño de Dios

Dios nos ha dejado una creatura en la que volcó toda perfección: es María. Por eso, Ella resulta el paradigma, arquetipo o ideal: María es la Iglesia, repetía Benedicto XVI: Lo que debemos ser es Ella. En Ella tenemos esperanza de ser grandes santos, constituirnos en el sueño de Dios. Nos alienta encontrar una, al menos una, perfección humana.



3 de agosto

Ver al Hijo de Dios

“La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna” (Juan 6, 40). Podemos ver al Hijo con los ojos de la fe en la oración cósmica, en la que lo descubrimos como causa ejemplar, “por quien todo fue hecho”. Y también en su realidad encarnada, sabiendo que, al ser hombre, “se puede tratar y hablar con Vos como quisiéramos” (Santa Teresa).



4 de agosto

La cruz en la vida del sacerdote

No hay otra manera de ir al Cielo sino a través de la cruz. Jesús corrige duramente a Pedro cuando intenta desviarlo de ese camino. Y los sacerdotes hemos de plantear este camino, aun yendo en contra del mundo. Para amar la cruz que nos llega hemos de acostumbrarnos a la cruz activa. Dar ejemplo de sobriedad cuidando, por ejemplo, en lo posible, no engordar. Un sacerdote debe evitar la afirmación personal a través de la mortificación interior.