Agosto



5 de agosto

Si no creen en mis palabras crean en mis obras

Jesús hace milagros no solo para demostrar que es enviado del Padre sino también para enseñarnos verdades muy hondas. Da vista a los ciegos para enseñarnos que Él es la luz, resucita a los muertos para manifestarnos que Él es el Señor de la vida; calma tempestades porque es omnipotente y expulsa demonios haciéndonos comprender que ellos le están sujetos. Ante tantas manifestaciones, preguntémonos sobre nuestra fe. ¿Vivo consciente de que hay mucho más de lo sensible y lo inteligible?



6 de agosto

Transfiguración, contemplación.

Un misterio de la vida de Jesús que se celebra “en solitario”, pero que, como todos, tiene un valor salvífico. Nos invita a la contemplación, como requisito para poder afrontar lo que sigue: la Pasión y Muerte. Si no alcanzamos el nivel contemplativo en la oración, tampoco viviremos alegremente las contrariedades, porque se nos habrá desdibujado el amor.



7 de agosto

La oración es entrega y unión

Sabiendo cercano su fin, Jesús va a orar. Es la constante de su vida, y en esta hora dramática encontramos la doble característica de toda oración: la confianza y el abandono. Hemos de buscar orar de ese modo, comprendiendo al mismo tiempo que la oración es sobre todo acción de Dios. De nuestra parte, pueden enriquecernos las experiencias de los grandes orantes de la historia.