Ir a Jesús manso y humilde de corazón
El Señor nos invita a ir a Él. No solo con Él, como si camináramos juntos, sino a ir a su Persona para que nos alivie de cualquier carga. Debemos tomar su yugo, que nos aúna con Él. Pero aprendiendo la lección en la que quiere que nos fijemos: la mansedumbre y la humildad, que consisten ante todo en dejar que Dios conduzca nuestra vida, sin rebeldías ni quejas.
Orar y encontrar a Jesús
El sacerdote en Misa, teniendo en sus manos la Hostia consagrada, nos señala al Cordero de Dios. Quita los pecados del mundo porque es nuestra Salvador, pero es también el Camino, la Verdad y la Vida. Y es también el Esposo del alma, al que le pertenece todo nuestro ser. Por eso la oración cristiana es orar a Él, encontrándolo y amándolo.