Eternidad



Velen y estén preparados

El Señor invita a la vigilancia, pero no de cualquier realidad –que debe, ciertamente, sernos indiferente- sino la vigilancia ante su advenimiento constante. Tener sed de Él, como san Agustín, cuya memoria celebramos hoy y quien expresó maravillosamente el ansia del hombre: “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti”. Sólo en el Hijo del hombre encontramos la felicidad.



31 de diciembre

Terminus vitae non amoris

Intentemos “alinear” nuestra alma en las últimas horas del año que termina. Nos urge la gratitud, conscientes de que somos absolutamente deudores de Dios. Pero quizá nos entre la nostalgia, al comprobar una vez más que todo se acaba. ¿Todo? No, el amor no termina, y por eso debemos ilusionarnos con crecer día a día en el amor.



31 de diciembre

Último día del año

El último día del año estamos invitados a vivirlo con la conciencia de eternidad. Un año menos supone que estamos un año más cerca de Aquel para el que hemos sido creados. Y un período para comprobar las incontables gracias que Dios nos dispensa. Afrontar el futuro con optimismo, sabiendo que Dios supera todas nuestras expectativas.