Eternidad



Reconocer a Jesús

A los de Emaús, Jesús “les abrió los ojos y lo reconocieron”. Advirtieron además que su corazón ardía de felicidad en su compañía. Eso será el Cielo: reconocer a Aquel que nos ha acompañado en nuestro camino. Hagamos oración contemplativa (tres pasos de santa Teresa) y tendremos adelantos de Cielo.



Para tener vida eterna

Vita mutatur, non tollitur. Esta es nuestra fe: la vida no termina, sino que se empieza un nuevo y más pleno modo de ella. Con el bautismo comenzó nuestra vida de resucitados. Qué hueca vanidad, pues, centrar la existencia en esta vida. Con serena impaciencia, ilusiónate con el encuentro. Eso es aprovechar el tiempo; crecer en el amor.



Lo de Allá comienza acá

La Palabra de Dios –es decir, el Verbo– es una Palabra viva y eficaz, que penetra hasta las junturas y los tuétanos. Así debemos conseguir que sea nuestro trato con Jesús: personal, íntimo y recogido. Entonces viviremos firmemente asentados en una unión con Él, sin el riesgo de una vida interior superficial, aunque recemos.