Eternidad



Sentido de eternidad

Muy útil para la vida cristiana resulta la consideración de los novísimos, aunque el mundo se empeñe en silenciarlos. Busquemos, como san Josemaría, mantener a flor de piel el sentido de eternidad, aprovechando el tiempo en lo que realmente reditúa para entonces: el crecimiento en el amor a Jesús. Saber envejecer así.



Pensar la muerte

El pasaje de la viuda de Naím –que es un hecho histórico– puede ser también interpretado como clave para comprender nuestra propia muerte. Pero… ¿cómo sabremos que estamos muertos? Porque veremos el Rostro amabilísimo de Jesús que nos sonríe. Vivir cara a la muerte nos impulsa a la santidad y al aprovechamiento del tiempo.



Ten prisa en amar

“Haz que yo muera en un acto de perfecta caridad hacia Ti”. Plantearme la muerte como la meta de mi vida, el momento de mi más grande triunfo. Ilusionarme con ver a Jesús. Para eso, aprovechar el tiempo, evitando desgastes emocionales y ocupaciones internas que a nada llevan. Que todo sume en el amor.