Amor a Dios



Las piedras grandes

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma. Esta enseñanza tan clara, presente ya en el libro del Deuteronomio, nos recuerda que mantengamos siempre las prioridades: colocar primero las piedras grandes, luego la grava, luego la arenilla… de otra manera, acabaremos por confundir lo urgente con lo importante.



Cómo enseñar el amor a Jesús

Podemos orar con la oración colecta de la Misa, por ejemplo la que reza así: Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el deseo de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas que superan todo deseo. Todo un programa: traer un rollo, un único rollo: el amor de Jesús.



Que esté en ellos el Amor

Padre, yo les he revelado tu Nombre, para que el Amor con que Tú me amas esté en ellos, y Yo en ellos (Juan 17, 26). Últimas palabras de Jesús al grupo de los apóstoles antes de ser apresado. El Amor con que se aman las Personas divinas es el Espíritu Santo. Y nosotros lo recibimos para amar al Amado y hacernos uno con Él. ¡Quema con tu fuego, el Espíritu Santo!, pedía san Josemaría.