Apostolado



Salvar almas es la tarea

Jesús nos invita a ubicar el temor verdadero: el de la perdición del alma. No temamos a quienes matan el cuerpo, sino a quienes pueden enviar el alma y el cuerpo a la condenación eterna. ¿Por qué nosotros tenemos la conciencia de ese peligro, y tanta gente no la tiene? Eso supone una responsabilidad: hacer surgir en todos los hombres la conciencia de eternidad, el deseo de salvarse.



Apóstol o pseudo apóstol

Jesús y sus apóstoles, relata san Marcos, no tenían tiempo ni para comer, pues eran muchos los que iban y venían. “Des-vivirnos” nosotros también en la tarea apostólica, pues se trata de salvar almas para la eternidad. Pero la condición es encender “con el fuego de Cristo” (Camino, n. 1), a riesgo de predicarnos a nosotros mismos siendo pseudo apóstoles.



Salva almas por todos los medios

Hay millones de almas que no se interesan por la salvación de su alma. ¿Valdrá la pena dedicarnos a ayudar a algunas, y no lleguemos a la mayoría? Para esa alma, sí habrá diferencia. El apostolado se practica de todas las maneras, comenzando por el ejemplo. Pero también “dando la cara”, sin miedo a ser tachado de retrógrado, fascista, homofóbico. Difundir la verdad, aunque no esté de moda.