Ser alma de oración
Jesús no oraba “para dar ejemplo a sus discípulos”, sino porque en su ser íntimo está en diálogo con su Padre. Y revela cómo debe ser el hombre: debe ser alma de oración. La actitud del corazón abierta hacia el Otro, porque ese Otro nos habita aguardando nuestra comunicación. Hacer de la existencia una oración continua.