Santidad



Santidad, Amor, Detalles

“Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación”. No se trata, por tanto, de una ocurrencia, ni de una meta irrealizable. Es un querer específico de Dios, y la invitación es a dejarnos llenar de su Amor para responderle amándolo. Eso lo logramos con el trato, ejercitado en la vida espiritual, concediendo mucha importancia, de amor o de desamor, a lo poco.



Afán de santidad

La santidad es algo muy simple; es amor, lo propio de Dios. Pero dada la debilidad de nuestra mente, desglosamos los elementos que la integran. En primer lugar, Dios. Luego, el hombre. La unión entre ambos. Destacando la realidad de Jesucristo como Camino, y de María, como intercesora. Dos requisitos para la unión: negación personal y contemplación. Ésta, ejercicio de virtudes teologales, de las que se viste el alma, según la analogía de san Juan de la Cruz.



Santidad y virtudes teologales

La santidad es el proyecto de Dios para el hombre. El mundo es un “hagiódromo”, una fábrica de santos. Dios ha creado todo para un puñado de almas que lo adoren. La santidad es vivir intensamente en Dios, a través del ejercicio de las virtudes teologales. Subordinar la actividad natural del espíritu por la actividad sobrenatural.