Santidad



Listón alto  

Jesús, ¿uno más, entre los maestros de ética? Sí y no: sí, porque enseña un modo de vida. No porque su enseñanza tiene otro origen y rompe todo límite. Particularmente en el terreno de la caridad, parecería plantearnos metas imposibles. Pero Él es quien actúa en nosotros, y el destinatario de nuestra caridad es también siempre Él.



Santidad para todos

El diálogo con el joven rico es una propedéutica de la santidad. No basta, para ella, cumplir los mandamientos; es preciso también desprenderse de todo (ascética), Pero ahí no termina el proceso: se debe ir con Jesús y seguirlo, permaneciendo con Él. Por eso la santidad es amor, y no reprime ninguna de las más altas aspiraciones de nuestro corazón, sino que las colma.



Santidad para todos

“Amigo, ¿a qué viniste?” Se preguntaba san Bernardo al entrar al monasterio. Lo mismo podemos preguntarnos cada uno. Recordar que venimos a cumplir la voluntad de Dios: que seamos santos. No es algo extraño, sino que es el plan de Dios para todos los hombres. Y se refuerza con el mensaje del Opus Dei: llamada universal a la santidad. Nuestra tarea es planteárnosla y promoverla.