Espíritu Santo



Quema con el fuego del Espíritu

“Enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón” (Camino, n. 1). Has recibido un fuego y haz de procurar que se propague. Para trasmitir ese fuego debo de tenerlo. Estamos en el mundo para propagar la llama de Cristo. De mi hambre y de mi sed eucarística depende que pueda encenderse en muchos corazones en el amor eucarístico.



Dócil al Espíritu

“Los que son movidos por el Espíritu, esos son hijos de Dios”. No basta la rica tradición de los escritores espirituales, ni siquiera el más experimentado director espiritual. La conducción del alma es obra principal del Espíritu Santo, y ella tiene que saber discernir sus voces. Hablar la mitad y oír el doble.



Espíritu de vida

La obra mesiánica no concluye con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, sino que tiene su culminación en Pentecostés. ¿Sé contar con esta efusión que yo también recibo, y que me mueve sin cesar? Hay un gran movimiento de bien, de santidad, a lo largo y a lo ancho del mundo, producido por el Espíritu Santo. Detectar cuando estoy inmerso en él y cuándo no.