Espíritu Santo



Riqueza para aprovechar

“La esperanza no falla… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5, 5). Somos introducidos personalmente en la vida de Dios. Con el Espíritu Santo tenemos una riqueza incalculable, el asunto es que sepamos aprovecharla. La conciencia de su acción santificadora nos llevará a invocarlo.



Los dones del Espíritu Santo en María

María es nuestra guía en todo, también en la manera de responder al Espíritu Santo y de enriquecerse con sus dones. El don de temor de Dios, al reconocer en el Magníficat la soberanía de Dios, el de piedad para llevar un trato de confiada familiaridad con Dios, el de ciencia, para descubrir en las cosas y en los acontecimientos el querer divino... es el Vaso de verdadera devoción, el Vaso de la divina gracia, el Vaso que contiene los tesoros del Espíritu.



Espíritu Santo, frutos y dones

Jesús rogó al Padre para que nos mandara otro Consolador. Noticia sorprendente, que nos llena de gozo y de confianza. Estamos llamados a escucharlo siempre, porque el Espíritu siempre nos da sus mociones interiores. Si existen en nuestra vida los frutos de su acción, quiere decir que el Consolador está contento en nuestra alma.