Espíritu Santo



Necesitamos todos al Espíritu Santo 

¿Qué necesita el Papa para escribir una Encíclica? ¿Qué, sin Sínodo de Obispos? ¿Qué necesito yo para rezar debidamente o para participar en Misa o para confesar mi fe? Al Espíritu Santo. Es imprescindible para todo lo sobrenatural. Valorarlo, agradecer su acción, amarlo, hablarle como Persona que es. Entregarnos a su acción, yendo muchas veces contra las inclinaciones del propio yo. Entonces nos conduce suavemente, armonizando nuestro interior



Ven, ¡oh Espíritu Santo!

Seguimos la recomendación de Jesús: no se alejen de Jerusalén aguardando al Espíritu Santo. Eso queremos hacer en este Decenario, porque el Espíritu es la Ley Nueva, la ley interior. Sin Él, nada podríamos. La letra mata, el Espíritu vivifica, decía san Pablo. Solo si nos visita, podrá cambiar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Invitándolo, nos inspira y nos fortalece en el proceso de santidad.



Contar con el Santificador

En el Decenario de preparación para Pentecostés queremos advertir y secundar la acción del Espíritu Santo. Sin Él no podemos santificarnos, y con Él tendremos la abundancia de sus dones. San Josemaría redactó una consagración al Espíritu Santo en la que desglosa cada uno de los siete dones. ¿Cómo lograr que nos muevan?