Espíritu Santo



Acción del Espíritu

El Espíritu Santo es el gran don que nos obtuvo Jesús. ¿Contamos con Él en nuestro proceso interior? ¿Nos apoyamos en su acción? Es verdad que no percibimos sensiblemente su presencia, pero sí la percibimos por sus frutos. San Josemaría nos ayuda, en la fórmula que redactó para la Consagración al Espíritu Santo, a discernir en la acción de los dones.



Espíritu Santo: Vida y Amor.

Confesamos que la Tercera Persona es el Señor de la Vida y el Dador de la Vida. Una es inseparable de la otra, la vida es amor, el amor es vida. Por eso el hombre es imagen de Dios, llamado a la relación, al diálogo. Estemos en esa relación amorosa en medio de los trabajos más comunes, recordando que el amor es total ausencia de separación. Si perdemos la conexión, vivimos encerrados en nuestra propia infelicidad.



Fuerza de lo alto

En lo humano, no podemos sin una fuerza especial y distinta a la que tenemos levantar grandes pesos. Mucho menos en lo que se refiere a nuestra santidad: necesitamos la fuerza de lo alto que nos envió Jesús al darnos el Espíritu Santo. ¿Sé contar con ese Don que Jesús me envió de parte del Padre para que estuviera conmigo para siempre?